En la vigésima segunda edición del Diccionario de la Lengua Española – Editado por la Real Academia Española leemos: club (del inglés club). Sociedad fundada por un grupo de personas con intereses comunes y dedicada a actividades de distinta especie, principalmente recreativas, deportivas o culturales.

Con respecto a los clubes porteños la mejor definición la encontramos a nuestro parecer en las palabras del recientemente desaparecido jugador de fútbol de Boca y Atlanta, Ángel “Anyula”  Lapresa en el libro “DE LA BOCA....UN PUEBLO” cuando dice “el Club Brisas del Plata fue uno de los primeros, entre otros veinte”, pero afirma que más tarde llegaron a ser cien, con su peculiar y elástica constitución de grupos de pocos. “Unos veinte alcanzaban para constituir el club, y de allí se tenía una plataforma de arranque para el juego de la pelota, las reuniones, y sobre todo los bailes, como también para las trifulcas entre ellos, que no pocas veces terminaban a trompazos, para luego reciclarse en una competencia constante que se reflejaba en el fútbol finalmente”. Lapresa cree que lo que cimentaba la unión era una cuestión de proximidad, que hacía que juntos limpiaran el trozo de potrero que se adjudicaban, se rellenaban los pozos y lo mantuvieran limpio para el juego. Después venían largas horas juego, las recorridas por la ribera, las bromas, y las broncas. Los amores cruzados.

Intentaremos graficar explícitamente los argumentos por los cuales, en un añorado pasado no tan distante, La Boca fue entre muchas otras características elementales, un mosaico de clubes de variado modelo y costumbres. Si en ocasiones no se aportan significativos datos, el leitmotiv de tal anomalía debemos adjudicárselas a las frecuentes inundaciones que hasta hace poco nos tenía en jaque a todos los boquenses y que lograron deteriorar imprescindible documentación. Otro factor perjudicial fueron los incendios que aquejaban a los pobladores de tan endebles viviendas.       
                
            En las postrimerías del siglo XIX, en la intersección de la Avda. Pedro de Mendoza con la entonces calle Australia, actual Benito Quinquela Martín, la familia Cichero mandó construir la primer casa de material del barrio. Esta propiedad con el tiempo pasó a conocerse por el “Palacio Cichero” mansión que frecuentaron varios presidentes argentinos y que tras permanecer en pie por más de cien años, en 1973 cayó bajo la implacable piqueta de la demolición.

            Y es en este hito de la personalidad de los boquenses que comenzaremos nuestro imaginario periplo. Allá por la década del cuarenta, en los altos de ese específico edificio, abría sus puertas el club “JÚPITER”.

En las asiduas veladas danzantes que en sus salones se organizaban en la temporada estival, las parejas se asomaban en sus amplios balcones para gozar la brisa proveniente de un  laborioso y pintoresco Riachuelo de los Navíos, muy diferente del actual, y ostentando como escenografía de fondo al vetusto trasbordador de la Avda. Almirante Brown y el flamante puente Nicolás Avellaneda.

            En esos mismos balcones dos maestros de la pintura argentina, Miguel Carlos Victorica y Fortunato Lacámera,  plasmaron en el lienzo su majestuoso paisaje pletórico de floridas macetas y silentes interiores. Y no quedaron al margen otros talentosos inquilinos de esa casa, Benito Quinquela Martín y el escultor Julio César Vergottini.

            A escasa cuadra, situaremos al club “SPORTIVO CALIFORNIA”, así bautizado porque lo instauraron el 1° de marzo de 1942 en California 785. Su enseña representativa era el verde y blanco. Por último arrendaron en Del Crucero 1696, tras cartón denominada Enrique del Valle Iberlucea, actualmente Comandante Francisco Carbonari. En los carnavales partía de allí bulliciosa comparsa que recorría los diversos corsos vecinales para alborozo de todos los “zeneixes”.

            California, fue la inicial del catastro barrial a la cual en 1939 se le levantó la cota, tratando así de mitigar los efectos de las usuales crecidas. Los ruinosos adoquines fueron desplazados por moderno empedrado que la convirtieron en la princesa de las arterias de la zona. El colosal hueco que quedó en el baldío del N° 823 fue rellenado con sedimento de mármol proveniente de la cercana factoría de la familia Petrone. La viscosa, húmeda y ambarina materia al solidificarse derivó en particular piso para cancha de fútbol, donde operaron las imaginarias oficinas de tres añejos clubes:

            “EL TRÉBOL” rótulo copiado del sensacional cuarteto de polo. Su casaca era vulgar imitación de la del club Ferro Carril Oeste.

            “ANUBIS”, presidido por Antonio Casal, novel cabo del Ejército Argentino, un delirante de la mitología egipcia quien, apoyado en la ventana de la cocina, dirigía técnicamente a sus jugadores. Su camiseta, burda copia, de la del C. A. River Plate. Razón por la cual algunos pibes, simpatizantes de Boca, nos negábamos a integrarlo.  

            “RIACHUELO JUNIORS”, lucía en su camiseta dos hemisferios verticales, uno verde y el otro blanco. El 7 de agosto de 1948, festejando los seis meses de vida, organizó un baile con grabaciones en la “Unión de La Boca, Olavarría 636, batiendo todos los record de concurrencia y  recaudación. Y al anunciar por los  altoparlantes la victoria de Delfor Cabrera en la Maratón Olímpica de Londres  lo ovacionaron un par de minutos y qué relevancia le brindaba la juventud de entonces a los deportes pedestres, que izo facto los memoriosos recordaron que en similar data de 1932, en Los Ángeles (Norte América), Juan Carlos Zabala, “el Ñandú Criollo”, había triunfado en análoga prueba. 

            A causa de las reducidas dimensiones del potrero, las escuadras se formaban a razón de 7 hombres por bando.

            Estos tres equipos tuvieron por arquero a Roque Spano, un joven que desde la infancia, por un accidente tranviario, tenía ambas piernas amputadas a la altura de las rodillas. Su elasticidad y la ciclópea fuerza de sus brazos le permitían descollar bajo los tres palos.

Cuando los desafíos revestían visos de seriedad y conforme a los reglamentos, los equipos salían a la contienda con 11 integrantes. Se alquilaba el óptimo field de “BOCA ALUMNI”, en la fronteriza Isla Maciel allende el Riachuelo, que vadeábamos gracias a los botes que prestaban ese servicio en la Vuelta de Badaracco.

            Otras de las canchas rentables, “LA COLORADA y “DUPERIAL” sitas en Sarandí en las cercanías del Viaducto. Los terrenos de la última eran propiedad de la empresa multinacional de igual denominación. Ambas colindaban con el actual estadio del Club “ARSENAL” inaugurado el 27 de agosto de 1964 bajo la presidencia del señor Julio Humberto Grondona quien, asimismo, de 1979 rige los destinos de la Asociación del Fútbol Argentino.

            En California 905 y en el 911 ancló la “UNIÓN VECINAL CALIFORNIA” concebida el 6 de abril de 1941, entidad que durante décadas tuvo a su cargo la organización del bullanguero corso de esa calle en el tramo comprendido entre las de Garibaldi y Alvar Nuñez.

Fue su original presidente Oscar Ferri, un fulano en exceso severo, acérrimo enemigo en lo de permitir el ingreso a los menores de 18 años. Era tanta la inquina que la muchachada acumulaba, que reiteradas veces, le prendieron fuego al caballete de arpillera que daba a publicidad sus actividades.

Frente a su acceso nos deleitábamos con las películas que, del interior del vehículo municipal adaptado a tal objeto, proyectaban en improvisado telón enclavado en medio de la calzada. Y si eran repetidas, canchereando nos colocábamos  en la parte de atrás para leer las leyendas al revés. Celeste y blanco, fueron los matices de su bandera y asimismo los de los brazaletes que identificaban a sus directivos en las noches de Carnaval.

Allí se dieron cita el actor Tomás Simari, el director teatral Cecilio Madanes, el cantor Teófilo Ibáñez creador del vals La Vieja Serenata y Francisco Peña el compositor de los valses “A mi madre” y “Olga” y que musicó la primaria marcha de la institución. La segunda versión la compuso Juan De Turris, notorio ejecutante del bandoneón. Y que junto a José “Pepe” Saladino, otro de los grandes animadores de los Carnavales, formaban la dupla de “tanos” de la comparsa La Debilidad de La Boca.       

           

A la vuelta de la esquina bajo el N° 733 de la hoy calle Dr. Carlos F. Melo, vino al mundo una señera figura del cancionero menor, la señora Rosita Quiroga. Y en la planta baja tenía su asentamiento el club “13 de MAYO”. Dada la profusión de los días patrios celebrados en ese mes, muchos se preguntaban a cuál correspondía, ignorando que simplemente portaba por título el de su creación en 1932.
           
En las milongas que se armaban en su ancho patio supieron garabatear sus baldosones bailarines de la talla de Pepito Avellaneda y un tal Cuaranta que con cortes y quebradas cautivaba a la concurrencia. Como dato ilustrativo manifestaremos que este milonguero era hermano de Ricardo Blanco, el vocalista de la orquesta del maestro Miguel Caló.

            En el entrepiso vivía don Ulises Baadi, su primer autoridad, que la yugaba de capataz en los Astilleros Mianovich de la Isla Maciel. El 23 de agosto de 1948 en el cine Iguazú se estrenó la cinta “EL CANTOR DEL PUEBLO”, cuyo elenco encabezan Roberto Quiroga y Tito Lusiardo. Escenas laborales fueron filmadas entre los cascos de buques en reparación y en ellas aparecía de extra.

            Entusiasmado, día a día se tomaba la molestia de averiguar en qué biógrafo la exhibían y se paseaba ufano por el hall para que la gente advirtiera su presencia.    

            Poco antes de su cierre definitivo solía recalar por allí un sujeto lungo y flaco  que juzgábamos un boncha para los naipes, siempre presto a gatillar las copas perdidas.

Hasta que cierta tarde otoñal hastiado por las cachadas, pidió un mazo de cartas nuevo y tras barajarlas a infernal ritmo  sin mirarlas y valiéndose del tacto, adivinó las cuarenta. Transcurrido algún tiempo y cuando ya no frecuentaba ni el club ni el barrio a su foto la escracharon diarios y revistas con el epígrafe de fullero internacional requerido por Interpol. Las anécdotas continúan pero plagiando a remanyado periodista televisivo “mejor lo dejamos ahí”.

            Y mostrando las dispares facetas que avalaban a tales asociaciones es menester recalcar que tuvo su compañía de “Boy Scout”, que realizaban los campamentos y su entrenamiento en Puerto Piojo, en el Dock Sud. 

            Todo indicaba que California poseía el prodigio de aglutinar a diferentes entes. En el 1002, funcionaba el almacén de los Asprea y en sus puertas siempre se asomaba algún pibe campaneando embelesado la destreza con la que ese anciano de canosa melena, tejía las redes que se colgarían en los arcos del estadio de Boca Juniors.

            En la planta alta un enlozado letrero anunciaba “CLUB ESTRELLA POLAR”. Si la memoria no me falla su meta la custodiaba Agustín Vacarezza, un patriarca del fútbol de ascenso.


Y merecían contemplarse las maravillas que realizaba Santiaguito Pezza que jugaba descalzo y pateaba los penales de changüí, como batían en los años 30 a la que ahora los comentaristas deportivos llaman rabona. Lástima que, el no adaptarse al uso de botines con tapones, lo imposibilitó dedicarse al profesionalismo.

            Aunque en distintas épocas, por rara coincidencia, Agustín Vacarezza y Santiago Pezza se domiciliaron en el inquilinato de California 832.

            En el 1075 de Coronel Salvadores se asentaba del club Deportivo y Cultural “PLAZA BROWN”, originado el 20 de diciembre de 1935, su pulcra camiseta era verde oscura y una  banda blanca le cruzaba el pecho.  En California 1098 estaba el café de los “FERRÍN”.

De allí iniciaba su marcha la inconfundible comparsa “LOS CAÍDOS DE LA HIGUERA” integrada en su casi totalidad por los socios del club y dirigida por Vicente “Bichito” Laganá, un genio del espectáculo. Uno de sus cofrades fue el boxeador Enrique Felpi de mediocre campaña en el Luna Park y en el Madison Square Garden de Nueva York.
           
A simple vista impresionaba su parecido físico con el actor Luis Sandrini a quien se complacía en imitar. Era tal su semejanza, que circulaba la versión, nunca confirmada ni desmentida, que en la película “PELUQUERÍA DE SEÑORAS” estrenada el 12 de noviembre de 1941 en el cine Monumental, las escenas de pugilato fueron interpretadas por el bonachón de Enrique y no por el notable bufo.

            Tras la temprana desaparición física de “Bichito” la agrupación pasó a llamarse “LA GRASERÍA” y volvió a repetirse lo de la analogía entre un deportista y un astro cinematográfico.
           
A Antonio Stauskas, a la sazón half izquierdo del Club “HURACÁN”, le bastaba maquillarse simulando un ojo en compota, para ser la imagen fiel de Kirk Douglas en el rol del torturado pugilista del film “CHAMPION”,“El Triunfador”(1949).

            En esa heterogénea esquina porteña que entrelaza las calles Carlos F. Melo; Coronel Salvadores y Vespucio, existía la antigua y acreditada FARMACIA CANET. Y con dicho patronímico, la barra que en ella paraba decidieron bautizar a un fenomenal club futbolero. Desecharon fijarle certera fecha de iniciación y tomaron por emblema los colores rojo y blanco que los utilizaban en dos camisetas, las del C. A. River Plate y la del Club Estudiantes de La Plata.    

            De sus filas surgieron nombres de famosos cracks: Antonio Iácono (Banfield); Nicolás Federzuk (Chacarita Juniors); Juan Marcelo Grillo (Independiente y Boca Juniors);  Alberto Castronovo (Independiente, cedido al “Deportivo Cali” de Colombia donde se radicó) y Francisco Perroncino (Boca Juniors; Gimnasia Esgrima La Plata y de fugaz suceso por el fútbol lusitano).
            Ochava que vistió su máximo esplendor el 14 de mayo de 1953 cuando su hijo pródigo Ernesto “Coco” Grillo le señalara dos goles a los ingleses, en la Herradura de Nuñez,  uno de los cuales, el del provisorio empate, hizo brincar de su platea al Gral. Juan Domingo Perón, Presidente de la República. Tanto fue que, por su inusitada creatividad, los británicos, inventores del balompié, calificaron de “gol imposible”, ya que en vez de shotear al arco debió enviar un centro.

            Esa fecha con el deshojarse de los calendarios, merced a su trascendencia, se la eligió para la instauración del DIA DEL FUTBOLISTA ARGENTINO.

            Si reanudamos nuestra alegórica ruta por la comprimida calzada que a causa de los rieles del Ferro Carril Sur nos depara Vespucio, a escasos 200 metros en su bifurcación con la de la ex Australia, hoy día Benito Quinquela Martín,  nos encontramos con el coqueto sitio del Club “EL RUBÍ F.C”.

De purrete, no cabía en mi sesera el rígido proceder policial cuando en las tórridas tardes de Carnaval hacíamos saltar “la bomba”, prosaico mote que le adjudicábamos a los artefactos que Obras Sanitarias de la Nación tenía colocados en las veredas en los cuales los bomberos enchufaban sus mangueras en caso de eventuales siniestros. Y recién me desayuné de sus sobradas razones durante el pavoroso incendio del 26 de febrero de 1952 (martes de Carnaval), que se fagocitó gran parte de la manzana comprendida por la calles Vespucio, Australia, Alvarado y Dr. Carlos F. Melo, ya que las tomas para combatirlo carecían de presión. Al respecto al día siguiente informó el matutino “Clarín”:

INCENDIO EN LA BOCA”: Dejó sin techo a 112 familias. Ardieron cinco inquilinatos, no se registraron víctimas. Cuando el incendio alcanzó su mayor magnitud se hallaban en acción 120 bomberos de dos dotaciones del Cuartel Central, una de Barracas y otra de Corrales, las que operaban dos escaleras mecánicas. También intervenían una dotación de Bomberos Voluntarios de la Boca al mando del Comandante Marcos Villaza y una de la Vuelta de Rocha encabezada por el Segundo Comandante Aurelio Carbonari.

Una dificultad se presentó también en la lucha contra el fuego, al comprobarse la escasa presión del agua. Sin embargo el Prefecto Aníbal Horacio Silva, requirió la colaboración de la Draga 336 surta en la Isla Demarchi que atracó al muelle con la ayuda de los vecinos. Desde ese momento, se contó ya con suficiente agua para alimentar las líneas.”

De aquel entonces arrastro fastidiosa molestia en mis cervicales a raíz del esfuerzo realizado al socorrer en el retiro de los muebles y demás enseres domésticos a gente amiga.

Uno de los pocos vecinos que salieron indemnes fue don Antonio “Carbunín” Cerrotti, quien estampara su rúbrica con letras de oro en el libro de la historia mundial del fútbol la tarde del 5 de marzo de 1925 en Vigo (España) contra el Celta de dicha ciudad, al convertir el primer gol argentino en canchas de la Vieja Europa.

 Las implacables llamas en su destructor afán redujeron a cenizas a tan recordado y añorado club “RUBÍ F. C.”. Cuyos tonos, un calco de los C. A. River Plate demostraban la pasión sentida por los equipos de la Primera División. Resultaba tragicómico relojear la suma de los fisgones que atónitos observaban las luengas llamaradas, eran las mascaritas y los disfrazados que iban o retornaban del aledaño y jaranero corso de la calle California.

Proa al norte, con idéntico rumbo y literal calzada, las vías del tren, dejando a la cola Vespucio, adquieren otro itálico apellido Garibaldi. Conectaba, otrora, Casa Amarilla con Entre Vías, en el Partido de Avellaneda. Por estas vías supo circular el tren de pasajeros “MAR Y SIERRA” que unía la ciudad de Mar del Plata con la mediterránea Córdoba.

En ese trayecto, al marchar a tranco de hombre, se producía una pasmosa simbiosis entre los viajeros y los vecinos. Unos, levantando las ventanillas de los vagones y los otros, abriendo sus ventanas o asomándose a los balcones, se saludaban sonrientes. En el paso por las esquinas, los automovilistas descendían de sus vehículos para estrechar las manos de los pasajeros.

A partir de 1943, en el 1455 de dicha artería tuvo su ámbito el club “CLARÍN”. Y un entrañable amigo, Oscar “Cholito” De Candia, marino mercante, patrón de remolcador, era el encargado de su cuidado. Tarea en la que ponía en práctica sus habilidad manual. Sus colores representativos fueron los de la camiseta del C. A. River Plate, uno más y van, fehaciente testimonio que los “Millonarios” nacieron en La Boca y que su apertura fue coetánea del apogeo de la delantera apodada La Máquina.      

Proseguimos con el Club Social y  Deportivo “ZÁRATE”, creado el 1° de agosto de 1929. Su divisa era tricolor blanca, roja y azul. Los habitúes se dedicaban con exclusividad a la práctica del basketball. Su cancha estaba ubicada en Del Crucero 1257, casi esquina Magallanes, a la vera de la universalmente conocida Vuelta de Rocha y tenía la particularidad que medio terreno le pertenecía al club y el resto al Ferro Carril Sur. Sería arduo de explicar el conflicto entablado por la creación de la calle “Caminito”. Sí es meritorio subrayar que, cuando el señor Cecilio Madanes creó el teatro de similar denominación, actores y actrices usaban sus vestuarios a modo de camarines.            

En Magallanes 1040, en la contigüidad de la envasadora de productos oleaginosos de José Piccardo el 22 de febrero de 1943 comenzó el club “MARINA”. Su casaca dividida en dos sectores verticales, uno celeste y el otro blanco, había sido tomada de la lata del aceite comestible “MARINERO”. El industrial antes mencionado las oficiaba de padrino.

            En Olavarría al 500, en veredas opuestas, coexistían dos clubes bien disímiles que por mera casualidad utilizaban el rojo y el blanco en sus divisas. En la impar estaba el arcaico bar LA PALOMA cuna del cuadro futbolero que así llamado participaba de los torneos organizados por los beneméritos sacerdotes salesianos, en los patios de la Parroquia San Juan Evangelista. Su divisa, idéntica a la del Club Estudiantes de La Plata.

            Allá por los años setenta, en una de las habituales escaramuzas a las que nos sometían los militares y que consternaban a la población entera, el “Gordo” Ignacio Gadaleta, dueño del boliche, acatando el edicto que prohibía el expendio de bebidas alcohólicas, le negó su pedido a un cliente y éste, al considerarse ofendido, no halló mejor manera de lavar el hipotético agravio  que asesinándolo a sangre fría.

            En la acera par se afincaban “LOS DANDY´S” cuyos adeptos, aunque privilegiaban los juegos de salón tenían su equipo de fútbol con camiseta de fondo rojo y gruesa banda blanca cruzándole el pecho. Contó entre sus socios a fulgurante estrella Armando “Banana” Farro, campeón en 1946 con el C. A. San Lorenzo de Almagro e integrante del fantástico terceto Farro, Pontoni y Martino. Al firmar “Banana” el contrato con “Los Santos de Boedo”, les donó la vestimenta completa.   

            En el empalme de Irala y Olavarría un elegante broquel anunciaba que allí desarrollaba su cometido el club “AMOR Y PROGESO”. Donde alternaron el back Carlos Miguel Spinelli y el centro forward Humberto De Luca ambos del C. A.  Chacarita Juniors.

            En Lamadrid 271, el 11 de noviembre de 1938, surgió el Club “LAMADRID” su divisa reproducía a la del Club Estudiantes de La Plata. En su espaciosa sala se organizaban distintos eventos.

            En épocas pretéritas, ejerció su labor de fotógrafo de sociales el hoy afamado empresario gráfico y televisivo Héctor Ricardo García. El socio Enrique Capotondo, reportero del diario “Crónica”, fue el único de sus colegas argentinos presente en Tokio (Japón) la noche del 12 de diciembre de 1968 cuando Nicolino Locche “El Intocable” se consagró campeón mundial de boxeo de la categoría welter junior en el noveno round, tras propinarle brutal paliza al púgil nipón Paul Takeshi Fuji.

Sobre la misma manzana del club “LAMADRID”,  en el ensamble de Olavarría y Necochea, otro café, el “DALMACIA”, así calificado por la región croata al oeste de Yugoslavia y acorde al sinnúmero de hijos de esa región que habitaban la zona, albergaba el club que tuvo su apogeo en el amanecer de la década del cincuenta cuando por un par de años constituyeron ruidosa murga. Su llamativa camiseta era a rayas verticales amarrillas y rojas.   

           
Los vecinos del barrio con mordaz terquedad sostenían a Olavarría como su calle Florida y en el 449 de esa seductora arteria funcionaba el “CLUB SOCIAL DE LA BOCA.  Y honrando la denominación entre sus paredes se reunía lo más fetén de la burguesía boquense junto a otros que, acorde al batir de la lírica poesía de don Francisco García Jiménez, “sus brillos se quemaban con las primeras luces del sol”.

            Se ofrecían recitales y exposiciones culturales y artísticas, amén de dilatadas partidas de póquer o codillo.

            En sus mesas con sumo boato se servían suculentos banquetes agasajando a las planas mayores de los buques de guerra que en cada festejo patrio fondeaban en la Vuelta de Rocha. Tiempos idos en los que la Armada atesoraba la sabia manía de recapitular que el heroico marino irlandés Almirante Guillermo Brown, en ese fascinante rincón de la ribera boquense, había volcado la simiente de nuestra Flota de Mar.     

Al 502 de Suárez en su acople con la de Martín Rodríguez, desde el año 1952 copaba la banca el club “ESPERANZA” cuya casaca, verde y blanca, remedaba a la del C. A. Banfield. Su equipo de fútbol era otro de los animadores del vecino patio de los curas, ya mencionado. En las familiares milongas de sábados y domingos la juventud danzaba al ritmo de los discos de pasta.

            El socio Sabino Bartolli, en busca de nuevos horizontes para sus aspiraciones futbolísticas emigró a Colombia y al Perú. En Lima se consagró como director técnico del Sporting Cristal.

Y retornó al terruño la noche del 17 de marzo de 1971 encabezando la delegación del equipo peruano. En La Bombonera sobre el final del partido y cuando el empate en dos tantos descalificaba a la escuadra local de sus pretensiones de imponerse en la Copa Libertadores de América los jugadores, salvo tres, se trenzaron a trompada limpia protagonizando mayúsculo escándalo.

¡Y miren que incongruencia! A escasas tres cuadras del estadio sus viejos camaradas, mayoritariamente hinchas fanáticos de la escuadra azul y oro aguardaban ansiosos su llegada al club para homenajearlo con cordial ágape, para el cual se habían agotado todas las invitaciones.

            En el difundido vals “Quemá esas cartas” el flaco Alberto Morán vocalista de la orquesta del maestro Armando Cupo arrancaba los suspiros de las pebetas, las lágrimas de las jovatas y de los varones la admiración por su voz y la envidia por su pinta. Su autor, Alberto Cosentino,  lo concibió en su mostrador.
           
Al momento, sencilla cerámica ubicada encima del gigantesco afiche promocional del negocio de lubricantes que allí trabaja pregona “ÉSTA ESQUINA EVOCA EL RECUERDO DEL CLUB ESPERANZA”.               

En la otra cuadra, al 637 de Suárez, los muchachos se solazaban en el club “EL TRAPITO”. Instituido el 1° de marzo de 1935. Además de su equipo de fútbol contaba con su propia murga. Su camiseta era similar a la del Racing Club.  Y haciendo honor a su nombre le pasaron el trapo a todas sus colegas barriales cuando con el N° 33160 sus socios acertaron el “Gordo” de Navidad de la Lotería Nacional del año 1949.

Al frente del inmueble de Brandsen 633 lo adornaba estilizada silueta femenina en singular pose conocida por la “TRINACCHIA”: una mujer con tres brazos formando un triángulo simbolizando la geografía de Sicilia.

Posteriormente fue la sede social del club “MANLIO ANASTASSI” patrocinado por los empleados, boleteros e inspectores del C. A. Boca Juniors y en honor a su ex presidente y miembro de una de las familias de rancio abolengo.

A la farmacia de Benito Pérez Galdós 301 le impusieron el nombre de “ANASTASSI”.

El doctor Leónidas Anastassi (1890-1940). Abogado y catedrático universitario especializado en derecho laboral. Fundador de las editoriales jurídicas La Ley y “Jurisprudencia Argentina”. Diputado nacional por la U.C.R. Actuó en muchos entes zonales. A pesar de sus indiscutibles méritos, cuando en el barrio se menciona a los Anastassi, surge el nombre de Manlio por su ceñida vinculación con Boca Juniors.        
   
En tiempos remotos las calles de La Boca fueron bautizadas en su gran mayoría por nombres de ríos de nuestro vasto mapa hídrico. Al CLUB ATLÉTICO CARCARAÑÁ” lo fundaron en 1938.

El azul marino, su gama distintiva, resaltaba en el escudo de su magno salón de la Avda. Almirante Brown 634. Es justicia enfatizar la originalidad de sus dirigentes en la elección de su camiseta pues no la copiaron de ninguna otra institución. El baldío que utilizaban de campo de deporte emplazado Necochea al 600 entre 20 de Setiembre y Arzobispo Espinoza. Los que peinamos canas, al memorarlo, es fácil que se nos caiga furtiva lágrima pues en ese irregular terreno despuntábamos el ansia trunca de jugar en primera división.

El CLUB SOCIAL CULTURAL Y DEPORTIVO “BOHEMIOS”  nacido el 9  de julio de 1938, sus colores son negro y amarillo similares a los del club  uruguayo “Peñarol”. Su magnífica construcción de Necochea 948 se erige como el postrer bastión que justifica el título del presente trabajo, con sus puertas abiertas a la colectividad barrial y metropolitana.

            En sus canchas de papi fútbol se disputan toda clase de competencias deportivas diurnas y nocturnas. Fueron y son célebres sus bailes. Y hoy cobija a varios centros de jubilados.    
             
Luis Natalio Talierso, alias “Biyu”, (1912-1991), funcionario del Colegio Industrial Otto Krause, posee un histórico récord difícil de eclipsar: fue su primer presidente hasta el día de su fallecimiento. Lo sucede en el cargo José “Pepe” Giancaspro, Secretario General del Gremio de los Capataces Portuarios.

EL CLUB ATLÉTICO BOCA JUNIORS”, excelsa gloria del deporte argentino que el 3 de abril del 2005 celebró su centenario. Entidad que en más de una oportunidad ha encabezado los raiting de la F. I. F. A. y que compite el liderazgo ecuménico con las más prestigiosas instituciones europeas y americanas y asimismo con su eterno rival el C. A. River Plate.

Su estadio lleva por nombre el del presidente de mayor extensión en el cargo, Alberto J. Armando, aunque propios y extraños llaman con cariño o bronca “LA BOMBONERA”. A su parcialidad le aportaron el mote de “El jugador número 12” y se  garantiza que su masa partidaria es la mitad más uno de la población.

“Jugador número 12”: recordemos el origen de este título para homenajear al legendario Victoriano Caffarena, gran boquense que en la gira de 1925, se pagó el viaje para acompañar a los muchachos del plantel.

Por ese motivo, los jugadores lo coronaron como “Jugador número 12”. Y además se dio el gusto de recibir en su casa para su estreno a J. Fernández Blanco e Ítalo Goyeneche, autores de letra y música del Himno oficial del club.       

Su prístina sede estuvo situada, hasta 1952, en la Avda. Alte. Brown N° 962, en el que fuera el palacio que ordenó alzar el político mitrista don José “Pepe” Fernández y que irónicamente no alcanzó a habitar. Es importante destacar que la mayor cantidad de metros cuadrados sobre la mismísima, avenida los ocupaba la biblioteca a la que concurríamos todos los estudiantes.   

Por razones de fácil o ardua elucidación sus fanas con renovado brío se vanaglorian de que jamás abandonó su humilde condición de club de barrio.       

El “DARLING TENNIS CLUB”, pionero del llamado deporte blanco, fundado el 11 de abril de 1918.

Tuvo su asentamiento en el solar de la Avda. Almirante Brown 250 que ahora ocupa el Hospital Cosme Argerich y es motivo de orgullo para La Boca su actual  finca de la calle Brasil 50. 

Su predio de cerca de 3 hectáreas es por sus dimensiones el segundo en rango, tan sólo superado en el barrio por el del Club Atlético Boca Juniors.

El primer presidente fue el señor J. G. Castagnola y actualmente el doctor Juan José Fornasari. En sus court de ladrillo jugaron profesionales de jerarquía, Guillermo Vilas y José Luis Clerc.

En su adarga vemos un campo azul con una franja roja en forma transversal y en el centro en dorado las letras DTC. Lo representaron Guillermo Pérez Roldán y Patricia Tarabini. Y la señora Silvia Martorell, esposa del Dr. Arturo H. Illia, fue socia según consta en la fotografía que aparece en la página 46 del libro “Darling Tennis Club” del señor Juan Manuel Stagnaro.

En los albores del siglo XX, los abuelos de las inmediaciones relataban que allí había funcionado el último mercado de esclavos de Buenos Aires.

CIEN NOMBRES

Estos son los nombres de cien clubes algunos de los cuales similares a mariposas, de efímera existencia, no fueron más allá de la compra de las camisetas y la encandilada participación en eventual torneo: 3 DE FEBRERO; 5 Y 5; ALL STAR; ALMIRANTE BROWN; ALUMNI; ALVAR NÚÑEZ; A. M. I.; AMISTAD; ARA BERÁ; ASÍ NOMÁS; AVE FÉNIX; AL VER VERÁS; BRISAS DEL PLATA; CARA SUCIA, CASA AMARILLA, CATALINAS SUR; CAVERNÍCOLAS; CEPILLO Y GUADAÑA; CHINGOLOS; CHIROLA; COLUMBIA; CUCUMELO; DANTE; DEPORTIVO PITÓN; EL CHABO; EL CICLÓN DE CATALINAS; EL RELÁMPAGO; EL RINCÓN; ENFIERRADO; FARMACIA SANTA CATALINA, FARMACIA LEÓN, FARMACIA SAN PEDRO; FLEMA; FOGONAZO; FORTÍN CARBUNÍN; GABOTO; GARDEL; GULP; IBERLUCEA; JAMAICA; JUVENTUD; JUVENTUD BAR ORIENTE; JUVENTUD UNIDA; JUVENS; LA BAÑADERA; LA CALESITA; LA CANCHITA; LA COLONIA; LA MOROCA; LA RESACA; LA YUMBA; LIBERTAD; LOS COSACOS; LOS GAUCHITOS, LOS HALCONES, LOS MISMOS DE SIEMPRE; LOS NENES DE SUÁREZ Y GABOTO; LOS PUMAS; LOS ZORZALES; LUCERO DEL PLATA; MALDITA HERNIA; MAMADERA; MAMBORETÁ; MARTÍN FIERRO; MARTÍN RODRÍGUEZ; MINISTRO BRIN; MUGRE MOGA; C. A. NECOCHEA; OLIMPO; ONCE CORAZONES; PAN Y AGUA; PANTUFLAS; PASTA FRESCA; PATA SUCIA; PATRICIO REY; PEINE DE ORO; PELOTA DE TRAPO; PATORUZÚ; PERLA DEL PLATA; PLAZA; PURO FÚTBOL; RASTRILLO, PICO Y PALA; RIACHUELO; RIBERA; ROCHA, SAN MARCOS, SANTA LUCÍA; SEGUIME SI PODÉS; SPORTIVO DON CASTRO; SPORTIVO PARKER; TOCO Y ME VOY; TORCUATO TASSO; TORINO; TORMENTA; UNIDOS VENCEREMOS; VENTARRÓN; VETERANOS PROSTÁTICOS; VUELTA DE ROCHA.         
 
            Remedando al bíblico refrán que asevera que “no sólo de deporte vive el hombre”, no podemos ignorar a dos que enaltecieron las Artes. Y que para detallar las actividades por ellas desarrolladas necesitaríamos un espacio que sobrepasaría con creces los de la base del certamen.

            El “ATENEO POPULAR DE LA BOCA ideado el 7 de diciembre de 1926. Que luego de varias mudanzas adquirió la propiedad de Benito Pérez Galdós 315. Algunas de sus máximas autoridades fueron el erudito escritor don Enrique de Gandía, el poeta, Dr. Francisco Juan Póliza, el inigualable historiador de La Boca del Riachuelo, don Antonio J. Bucich y el actual, profesor Aldo Lazzari, hijo del maestro Alfredo Lazzari.
A sus habituales reuniones sabatinas concurrían destacadas personalidades y a todas ellas las sintetizaremos en exclusivo nombre: el fisiólogo Bernardo Alberto Houssay. Allí expusieron los más encumbrados pintores Benito Quinquela Martín, Víctor Cúnsolo, Marcos Tiglio, Miguel Diomede, Alcides Gubelini, Antonio Parodi y mil apellidos más.

Disertaron en su ambicionada tribuna médicos, escritores, directores de cine, actores, actrices, titiriteros, ensayistas, profesores de distintas cátedras, músicos, críticos, y para no caer en involuntarias preferencias, omitiremos sus nombres.

En el N° 6 del Año II de la revista “VIDA DEL ATENEO”  se publica la nota de puño y letra del Senador de la Nación Dr. Alfredo Lorenzo Palacios  expresando: “El Ateneo Popular de La Boca que conozco de su nacimiento, y una institución de cultura que hace honor al país” Bs. As. Junio/1938.  

La AGRUPACIÓN GENTE DE ARTE Y LETRAS “IMPULSO” fundada el 23 de marzo de 1940. De entonces mantiene su domicilio en Lamadrid 355. El pintor Fortunato Lacámera fue su primer mandatario, cargo que ocupó hasta el momento de su defunción acaecido el 26 de febrero de 1951.

A los postres de un ágape organizado a los pocos meses de su iniciación  el poeta Fernán Félix de Amador profetizó que ese era “El último rincón romántico que le quedaba a Buenos Aires”.

Don Antonio Porchia autor del libro “VOCES”, se sentaba en la puerta para tomar fresco y charlar con los vecinos quienes con seguridad ignoraban su condición de eminente filósofo.

En su preciado recinto colgaron sus telas geniales pintores: Raúl Soldi, Juan Carlos Miraglia, José Luis Menghi, José Desiderio Rosso, Fortunato Lacámera, Arturo Maresca; Vicente Vento; Antonio Berni; Juan del Prete; Pedro de Simone y Miguel Carlos Victorica. Y podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el escritor e historiador don José Pugliese, en su carácter de múltiple directivo, se convirtió en su alma mater. 

LAS MUTUALES

Y tal lo alegado en el antiguo adagio “La unión hace la fuerza”, los vecinos se congregaron en numerosas sociedades de Socorro Mutuo algunas de las cuales ya son centenarias y prosiguen brindando nobles beneficios a sus inscriptos. Es de lamentar que otras hayan quedado en el camino, víctimas de las vicisitudes económicas sufridas por la República Argentina.
           
Mencionaremos a las que perduran, unido a sus años de instauración: “Unión de La Boca(1877);La Verdi (1878); Sociedad Yugoeslava (1878); La Lígure (1885); Sociedad Española de La Boca (1892); Bomberos Voluntarios de La Boca, fundado el 2 de junio de 1884, la primera de su clase en América del Sur.

Esa fecha con el transcurrir de los almanaques se constituyó en el Día del Bombero Voluntario. Data que hasta la actualidad se celebra con toda pompa. Todas ellas poseen un Panteón en el Cementerio del Oeste, pauta exacta de la hidalguía de tan laudables sociedades y de la capacidad y honestidad de sus directivos.

2da. Mención
Concurso de
Ensayos Breves
“DE MI BARRIO”
18 de octubre de 2006                                                         

*Escritor e historiador boquense varias veces premiado en concursos y certámenes. Coautor junto a Antonio Nilo Pellegrino de "Boca Juniors: Cien años de pasión y de gloria". Presidente de la Junta Auténtica de Historia y Cultura de La Boca del Riachuelo


Era 1928, el último año de la Presidencia del doctor Máximo Marcelo Torcuato de Alvear, un porteño aristócrata, militante histórico de la Unión Cívica Radical, que de muy joven había tomado las armas revolucionarias en el Parque de Artillería en defensa de la Constitución Nacional y del Sufragio popular.

Hombre dotado de un fino sentido artístico, como presidente de la Nación dió fuerte impulso a las artes y las letras y supo apoyar con entusiasmo al joven pintor criado en una carbonería de La Boca, Benito Quinquela Martín. El gobierno de Alvear promovió y financió la gira europea del gran plástico argentino que constituyó su presentación en sociedad en los grandes centros artísticos mundiales, donde se ganó un lugar entre los mejores.

A su regreso, el Presidente junto a sus ministros y otras importantes figuras del país, dieron la bienvenida a Quinquela, artista triunfante en el mundo, con una cena en su honor que se sirvió en el histórico Teatro Verdi de la avenida Almirante Brown.

La foto refleja la cabecera del banquete donde pueden identificarse desde la izquierda al ministro de Obras Públicas (luego Presidente de la República en 1938/42) Roberto Marcelino Ortiz, al presidente de la República de La Boca don Víctor Molina, el Presidente Alevar y a Benito Quinquela Martín.




Nació el 1 de marzo de 1890 en Buenos Aires, Argentina.
A los 14 años comenzó a trabajar en la carbonería de su padrastro mientras concurría a una modesta academia nocturna de dibujo del barrio de la Boca. Tras abandonar sus estudios primarios, ingresó a una academia de su barrio donde realizó cursos de pintura y comenzó a hacer retratos para la gente del barrio hasta decidir dedicarse a pintar temas portuarios.
Comenzó con sus exposiciones de arte en 1918 y en 1920 obtuvo el Segundo Premio del Salón Nacional.
Fue elegido para que decorara la escuela-museo Pedro de Mendoza en el barrio de La Boca, y asumió distintos encargos para el Ministerio de Obras Públicas, como la decoración de un mural del ferrocarril suburbano de Buenos Aires. Durante su carrera realizó exposiciones en Río de Janeiro, Madrid, París, Nueva York y La Habana.
Sus pinturas de escenas portuarias reflejan una fuerte expresión de actividad, de vigor y de aspereza como muestra de la vida en la zona de la Boca. También pintó numerosos murales y cerámicas de grandes dimensiones en edificios públicos, oficiales y en instituciones privadas. En 1938 inauguró el Museo de Bellas Artes de la Boca en el mismo edificio donde tenía su taller y su vivienda.
Entre sus obras se destacan: Tormenta en el Astillero (Museo de Luxemburgo, París), Puente de la Boca (Palacio Saint James, Londres) y Crepúsculo en el astillero (Museo de Bellas Artes Pedro de Mendoza).
Quinquela Martín se convirtió en filántropo, donando al barrio y a la ciudad una serie de obras.
Benito Quinquela Martín, fue el pintor del Riachuelo por excelencia, y el más popular de los pintores argentinos. Su obra figura en los mejores museos de arte de Europa y América y ha sido uno de los fundadores de la pintura con motivos de nuestra ciudad.
Falleció en Buenos Aires el 28 de Enero de 1977.


Hoy 23 de Agosto se cumple un nuevo aniversario de nuestro barrio de La Boca, en conmemoración de la ley que fijó sus límites jurisdiccionales con la creación de su juzgado de paz a cargo de don Sebastián Casares.

En este día tan especial para todos los boquenses nativos y adoptivos, les deseamos un feliz aniversario y a través de esta página los invitamos a seguir trabajando y difundiendo la rica historia y cultura que La Boca del Riachuelo tiene para contar y descubrir, a la vez que hacemos llegar un cálido saludo a las instituciones barriales amigas cotidianamente brindan lo mejor de sí para el bienestar general de la comunidad.


 “ Es el barrio de La Boca, uno de los más significativos y característicos de la ciudad de Buenos Aires, actualmente visitado por turistas de todo el mundo, que encuentran en la calle Caminito y sus proximidades, todo un bagaje de elementos en los que el color, la música  de tango y sus bailarines, y particularmente los artistas plásticos , hagan posibles sus sueños , porque La Boca , a pesar de sus conventillos y  zonas marginales, es un lugar para la ensoñación, lo es también la populosa Bombonera, no solamente para los argentinos amantes del fútbol, sino para los hombres y mujeres de todos los lares que desean conocerla.” Cuando el profesor Alfredo Lazzari, llegado de Italia a fines del siglo XIX , se queda en Argentina , y tiene un grupo de alumnos que luego fueron incidentes en la pintura contemporánea argentina, trajo como novedad el pintar delante del paisaje al aire libre, comienzan en la Boca, por un lado la pintura al aire libre, que hasta hoy se practica, un ejemplo serían los concursos de manchas a los que convoca  El Ateneo Popular de la Boca, (la pintura se realiza por la mañana, luego se reúne el jurado, y por la tarde se dan los premios y queda inaugurada la exposición) y por otro lado, empieza  a perfilarse el grupo de pintores de La Boca, que tiene incidencia hasta nuestros días.”
           “  En el año 1926, Antonio J. Bucich, prestigioso poeta, periodista e historiador, autor de numerosos libros(cito como ejemplo  La Boca del Riachuelo en la historia, publicado en 1971)y cuadernos ,cito (Los Viajeros descubren la Boca del Riachuelo) 1961(Cuadernos de Buenos Aires) en los que aparece la  historia de La Boca, los usos y costumbres de su gente, fundó  junto a un grupo de jóvenes artistas e intelectuales, el Ateneo Popular de La Boca, que tenía y tiene como premisa el promover el desarrollo de las ciencias, las artes y las letras, participan junto a otros artistas de distintas tendencias: Lacámera, Victorica, Cúnsolo y Benito Quinquela Martín , éste , despliega una gran actividad en la institución, allí también se expresan críticos del arte como Jorge Romero Brest, y Julio Payró , entre otros. Debo destacar que el Profesor Aldo Lazzari, hijo del maestro  Alfredo Lazzari, fue presidente del Ateneo Popular de la Boca por más de treinta años, durante esos años Aldo, desempeñó en el Ateneo una labor ininterrumpida para el desarrollo cultural  en todas sus expresiones, actualmente  preside la institución el hijo de su fundador, arquitecto Eduardo Bucich.”
        Al comienzo del 85° ciclo cultural el Ateneo Popular de La Boca realizó 845 exposiciones de artes plásticas, individuales y colectivas,820 conferencias, nueve salones de artistas de La Boca,45 concursos de manchas, 39 concursos de poema ilustrado, conciertos de piano, instrumentos de cuerda y de jazz, exposiciones de numismática y de cine, etc.
           El  Ateneo Popular de La Boca  ha puesto particular empeño en brindar oportunidades a las nuevas generaciones para orientarlas en el camino de las artes en general , y de la pintura y la literatura en particular y sigue bregando hoy por nuestra cultura  : el mes de Mayo se dedica a la plástica, concurso de manchas , exposición y  premiación, el mes de setiembre al salón del poema ilustrado, exposición y premiación , y todos los meses del año desde el inicio cultural hasta el fin del año , todos los últimos sábados del mes cuenta con un acto cultural que conecta a La Boca con todo el país.
           Siempre a la espera de nuevos socios, de nuevos talentos, ya que muchos maestros de la pintura, plásticos de renombre  que pasaron, expusieron o concursaron en el  Ateneo Popular de La Boca,  y en él obtuvieron premios, luego fueron figuras relevantes de nuestro país.
         El 7 de marzo de 1970 le fue acordada la personería jurídica y a partir de 1972 la institución ocupa su propia sede en la Avda. Benito Pérez Galdós 315, en su barrio natal,  La Boca del Riachuelo.

Movidos por el compromiso de llenar el vacío profundo de representacion y liderazgo existente   y motivados por  la necesidad y el deber de promover, recuperar y dar a conocer a los vecinos e instituciones del barrio, la historia de La Boca, su herencia, sus tradiciones, su patrimonio, su pasado, su presente y su futuro, así como el trabajo y actividades que en él y sobre él se desarrollan y con el objeto de terminar con el aislamiento e incomunicación actual con otras juntas de estudios históricos hermanas e instituciones similares, se tendran como objetivos a cumplir:
Impulsar y colaborar en la investigacion y preservación del patrimonio tangible e intangible del barrio de La Boca, a quienes deseen investigar, contar y administrar los recursos culturales boquenses como un rico legado.
Producir nuevas capacidades en la población para el manejo del conocimiento cultural.
Desarrollar proyectos de investigación histórica, arqueológica, artística, deportiva y social a través de soportes escritos, magnéticos y audiovisuals.
Propender a la búsqueda de líneas de financiamiento y formación de recursos humanos.
Preservar el patrimonio, fomentar su gestión holística y la construcción de nuevos patrimonios
Producir una publicacion propia desde la cual dar a conocer los trabajos de investigación y difusión propios o seleccionados
Rescatar la historia oral como metodología a través de talleres, escritos y filmaciones
Confeccionar una bibliografia de base de La Boca y promover la creación de un archivo, biblioteca y librería multimedia que sirva de fuente de consulta a estudiantes, docentes , investigadores y a todos quienes quieran y deseen conocer la historia de La Boca
Auspiciar publicaciones y trabajos audiovisuales referidos al barrio de La Boca
Promover la creación de un emblema identificatorio
Recordar las efemérides patrias y del barrio de La Boca, por medio de actos y celebraciones, culturales, sociales y festivas
Asimismo, déjase constancia que los miembros fundadores de esta entidad resuelven por unanimidad designar como Presidente de la Junta al escritor e historiador boquense don Rubén Hector Rodriguez Ponziolo.
Por los motivos expresados, dese a publicidad a Juntas Históricas e instituciones hermanas.
Buenos Aires, julio de 2011

Fundadores:

Ruben Hector Rodriguez Ponziolo

Carlos Semino

Diego Alberto Barovero

Marcelo Weissel

Eduardo Alvelo

Roberto Naone


Rufino Pastor (1845-1919). Empresario teatral, revolucionario del 90 y fundador de la UCR en La Boca.
En el año 1870 La Boca del Riachuelo alcanzó la autonomía jurisdiccional. La populosa barriada ribereña supo tener una agitada actividad cívica.
El ochenta trajo consigo el enfrentamiento entre el Estado Nacional y la Provincia de Buenos Aires por la sucesión presidencial de Avellaneda y la federalización de la Ciudad de Buenos Aires para establecer en ella la Capital de la República. Hubo revolución y guerra civil. En los avatares de la contienda se halló envuelta La Boca ya que fue territorio de algunos sucesos bélicos.
 lanchón de la Prefectura , afortunadamente sin víctimas fatales., vapor que transportaba material bélico con el Dice Antonio J. Bucich que fue en el Riachuelo, más precisamente frente a la Barraca Peña donde tuvo lugar una de las escaramuzas del alzamiento. En sus aguas y orillas hubo un intento de desembarco de armas para fortificar la insurrección del bando de gobernador Tejedor que fue repelido por fuerzas oficiales. Se trenzaron el
En cambio, en otros combates de esas luctuosas batallas La Boca hizo su parte ya que varios de sus hijos se vieron envueltos en la conmoción sucumbiendo no pocos de ellos. En esos trances se lució el boticario de la zona Giuseppe Ragozza que alcanzó enorme gravitación y prestigio social.
Ministro de Guerra Levalle  Fue fuerte el sentimiento provincialista de
 en las elecciones presidenciales. Estuvo pues en el bando vencedor y eso le valió ocupar una banca de diputado nacional, convirtiéndose así en el primer legislador que salió de este emblematico barrio en el que vivió hasta su muerte en 1889. se había alejado de Mitre para apoyar al  ya que el legendario El mitrismo era comandado entonces por el joven
, lo más sano de la sociedad tuvo una reacción moral.Pero La Boca siguió siendo protagonista de los grandes cambios que se produjeron en nuestra ciudad y nuestro país. Fundamentalmente en el terreno político. Hacia fines del siglo XIX, cuando la corrupción y el desgobierno eran las características principales de la administración del Presidente
Nació así la Unión Cívica de la Juventud en setiembre de 1889, agrupación que contó desde el vamos con el beneplácito del doctor Leandro N. Alem y que en pocos meses se convirtió en Unión Cívica bajo la presidencia de éste último. Contaba entre sus prestigiosos dirigentes a Bartolomé Mitre, Aristóbulo Del Valle, Marcelo de Alvear, Francisco Barroetaveña, José Manuel Estrada, Vicente Fidel López, Bernardo de Irigoyen, Hipólito Yrigoyen  y Pedro Goyena, entre otros.
or su actuación en la Unión Cívica y en la revolución de 1890 con su posterior gravitación en el radicalismo, fruto legítimo de dicha rebeldía cívica. Además era un reconocido y respetado empresario teatral. Tenía su escritorio en donde alguna vez funcionó uno de sus teatros, en la Avenida Brown 1451. Fue un consecuente y leal seguidor de Alem, circunstancia que le valió la cárcel y no pocos sinsaboresLa BocaRufino Pastor eatro Ateneo Iris Rufino Pastor  que presidía el prestigioso vecino de El
Leandro Alem integró la A esa causa se adscribieron centenares de boquenses de ley que fueron al Parque de Artillería en julio de 1890 para luchar por su derecho al voto. La revolución del 90 tuvo también fuerte repercusión en la vida boquense. El mismo
Cuenta José M. Brignone  que las noches del 26 y 27 de julio, la Vuelta de Rocha presenció “un espectáculo único en su historia, pletórico de inquietudes y de zozobras. Todas las ventanas de las casillas de madera que formaban ya compacto núcleo, se habían convertido al parecer en cantones: aquellos viejos revólveres y pistolas que acompañando al cuchillo o la navaja formaban el equipo infaltable de todos los inmigrantes obreros de puerto que sin familia vivían de a cuatro o cinco en una pieza habitación, salieron a relucir al amparo de la ausencia o vigilancia policial y durante largo rato hasta agotar las municiones, innúmeros fogonazos y formidables estampidos, ofrecieron involvidable espectáculo de peligrosa piroectnia y de diversión imprudente”.
Los boquenses de legendario espíritu solidario recurrieron a la organización de festivales y eventos para recaudar fondos en beneficio de las víctimas de la revolución radical.
.   Poco más tarde, cuando la división de la Unión Cívica (1891) trajo consigo el nacimiento de la Unión Cívica Radical también bajo la conducción patriarcal de don Leandro Alem , fue La Boca uno de sus principales puntales. A Pastor, por su consecuente conducta radical, sus correligionarios de La Bocale obsequiaron en 1892 una placa con la inscripción




*Abogado. Historiador.Vicepresidente Instituto Nacional Yrigoyeneano. Colaborador de Todo Es Historia. Autor de "UCR. Su historia, su doctrina, sus nombres", entre otros.

En 1940 los artistas Fortunato Lacamera, Vicente Vento,  José Luís Menghi, Pascual Ragno, Mateo Scagliarino, Antonio Carotenuto, Carlos Porteiro, Juan Carlos Miraglia y José Pugliese fundan la Agrupación Gente de Artes y Letras Impulso, iniciando sus actividades al año  siguiente.
La Agrupación funcionó en primera instancia en el atelier del artista Fortunato Lacámera, en la Avenida Pedro de Mendoza 2087. La primer Comisión Directiva fue conformada por Fortunato Lacámera, en calidad de presidente, Mateo Scagliarino (Vicepresidente), José Pugliese (Secretario) y Alejandro Frecero (Tesorero). La primer decisión fue alquilar un local como sede social, realizar exposiciones y brindar conferencias. Así se alquiló la humilde casa ubicada en Lamadrid 355.
El barrio de La Boca dio a la Ciudad sus mejores pintores, muchos de ellos reconocidos a nivel nacional e internacional. Todos ellos en alguna medida desfilaron por los salones de la Agrupación Impulso, exhibiendo sus obras de arte.
María Teresa Constantín en un trabajo dedicado a la institución señala que: Los objetivos fijados en el acta fundacional – voluntad solidaria de unión de los artistas, difusión del arte en el pueblo y clases gratuitas de dibujo, pintura y artes decorativas – son “herederos de la tradición asociacionista del barrio de La Boca, en cuya base se encontraban las ideologías obreras de la época...”
Desde sus inicios Impulso se propuso la realización de ocho exposiciones por año, dos colectivas y seis individuales. Con el tiempo, la demanda que la sala obtuvo por parte del público, hizo que se aumentara el número de muestras. Por sus salas desfiló un rico conjunto de artistas argentinos. Entre muchos otros, expusieron, Juan Carlos Castagnino, Raúl Russo, Vicente Forte, Manuel Espinosa, Jorge Larco, Raquel Forner, Emilio Centurión, Héctor Basaldúa, Leopoldo Presas, Giordano La Rosa, Raúl Soldi, Luicio Fontana, Lino  Eneas Spilimbergo y Emilio Petorutti, entre otros.
También se realizaron  «exposiciones individuales» dedicadas a los artistas que pertenecían al núcleo boquense, como Eugenio Daneri, Alfredo Lazzari, Orlando Stagnaro, Marcos Tiglio, Onofrio Pacenza y el propio Fortunato Lacámera.
En 1949, la exposición 100, se celebró con una muestra conjunta de Miguel Carlos Victorica, Fortunato Lacámera y Benito Quinquela Martín.
Paralelamente comenzó a funcionar una biblioteca popular, que luego pasó a llamarse Miguel Carlos Victorica,  quien apoyó a la institución desde sus inicios e incluso participó en muestras colectivas que se fueron realizando en esos primeros años de vida.  Victorica era muy admirado por los artistas boquenses, de ahí que Impulso realizó un homenaje en vida a este artista.
La Agrupación también se dedicó a editar libros entre ellos: «Voces» de Antonio Porchia, «Páginas de historia de la Boca del Riachuelo» y «Calles, Plazas y Puentes de la Boca», de José Pugliese, entre otros.
En 1957, la Agrupación logró adquirir el local de la calle Araoz de Lamadrid 355 gracias a las donaciones de pinturas que realizaron socios las que fueron vendidas en un remate público.
Otra de las actividades fue la realización de talleres y escuelas de artes plásticas, cursos,  conferencias, ciclos de cine debate, radioteatro y música, tareas que se mantienen hasta nuestros días.
En  2006 Impulso estuvo al borde de la desaparición, cuando fue intervenida por la IGJ por iniciativa de un grupo de socios antiguos. Fue providencial la actitud de la Intervención, que en lugar de proceder a disolver la institución, convocó a un grupo de plásticos, escritores e intelectuales de la Boca, que presentaron un proyecto denominado Renacer y se hicieron cargo de Impulso de acuerdo con la Intervención y con otros socios históricos, permitiendo desde entonces la continuidad de esta institución señera, de la que el poeta Fernán Félix de Amador dijera "Impulso es el último reducto romántico de la ciudad".